Las cesáreas aumentan sin control en América Latina, la región donde más se realiza esta práctica en un mundo ya plagado de intervenciones muchas veces innecesarias. En República Dominicana el porcentaje de cesáreas llega, según estimaciones, a 44%.
Mujeres que rehúyen al dolor, médicos que acomodan sus horarios y falta de fiscalización. La cantidad de cesáreas injustificadas van en aumento sin ninguna razón médica, poniendo en riesgo innecesario a miles de mujeres y sus bebés. “No tenemos evidencia que soporte hacer este número enorme de cesáreas”, explicó a la AFP Bremen de Mucio, médico asesor para América Latina en Salud Sexual y Reproductiva de la Organización Mundial de la Salud (OMS).
De acuerdo a un comunicado de la OMS del viernes pasado, en Latinoamérica casi cuatro de cada diez partos se realizan por cesárea (38,9%), muy por encima de lo recomendado desde hace 40 años por esta organización: entre 10% y 15%. Pero, aunque la región se lleva el palmarés, otros países como Estados Unidos y España también acusan porcentajes altos de cesáreas: 33% y 25% respectivamente, según un informe detallado de la OMS de 2014. Brasil, con 200 millones de habitantes, tiene un promedio de 54% de partos por cesáreas. En los servicios privados, la cifra se dispara por sobre el 80%, convirtiéndolo en lugar del mundo donde más se realiza esta intervención. Lo inverso ocurre en Haití, donde el escaso acceso a los servicios de salud coloca la tasa en 5,5%, por debajo de lo recomendado. Las cifras crecen incluso en países con una mayor composición indígena e histórico predominio de los partos naturales, como Bolivia, donde las cesáreas pasaron de 14,6% en 2008 a 19% en 2012, o Perú, donde saltaron de 15,8% a 25%.
Altas tasas de cesáreas se registraban también en República Dominicana (44%), Colombia (43%), México (39%) y Chile (37%).
Riesgo 8 veces superior ¿Qué lleva a los médicos y las mujeres latinoamericanas a optar por una cirugía con un riesgo ocho veces superior al de un parto normal?
Las respuestas son varias, pero la principal está vinculada a una mayor comodidad y ganancia económica para los equipos médicos.
“El alza no tiene nada que ver con una necesidad médica, sino que el personal médico piensa más en su comodidad que en el bienestar de las mujeres”, dice a la AFP Ana Quirós, directora del Centro de Información y Servicios de Asesorías en Salud de Nicaragua, país que tiene una de las mayores tasas de cesáreas de Centroamérica, con 30%. Incluso en países donde el costo de un parto natural y una cesárea se han equiparado, el número sigue al alza. “Aun cuando se pague lo mismo por un parto que por una cesárea, el tiempo que consume hace que sea mucho más rentable para un profesional una cesárea que un parto”, dice De Mucio.
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MUJERES TEMEROSAS DEL DOLOR DE PARTO
VARIAS CESÁREAS: Un trabajo de parto puede durar hasta 24 horas. En ese mismo lapso un médico podría programar varias cesáreas, ejemplifica. Un nuevo rol de las mujeres, más activas profesionalmente, temerosas del dolor del parto, más resueltas y que han postergado la maternidad, es otro de los factores que influye en el aumento. “Elegí tener a mi hijo por cesárea porque tenía mucho miedo del parto natural. Sobre todo por el dolor, de estar sufriendo mucho tiempo”, dice a la AFP Luana Martines, una diseñadora de interiores de Río de Janeiro, de 26 años, que acaba de tener a su primer hijo en el sistema privado. “Si una amiga mía quisiera hacerse una cesárea, ¡claro! que se lo recomendaría”, agrega.
MUJERES TEMEROSAS DEL DOLOR DE PARTO
VARIAS CESÁREAS: Un trabajo de parto puede durar hasta 24 horas. En ese mismo lapso un médico podría programar varias cesáreas, ejemplifica. Un nuevo rol de las mujeres, más activas profesionalmente, temerosas del dolor del parto, más resueltas y que han postergado la maternidad, es otro de los factores que influye en el aumento. “Elegí tener a mi hijo por cesárea porque tenía mucho miedo del parto natural. Sobre todo por el dolor, de estar sufriendo mucho tiempo”, dice a la AFP Luana Martines, una diseñadora de interiores de Río de Janeiro, de 26 años, que acaba de tener a su primer hijo en el sistema privado. “Si una amiga mía quisiera hacerse una cesárea, ¡claro! que se lo recomendaría”, agrega.
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