Interés en la vida de Caitlyn Jenner apunta a cambio social

Hubo morbo. Empatía. Desagrado. Apoyo. Celebración. Especulación. Emoción. Frustración. Envidia. Odio. Amor. Esperanza. Miedo. La lista podría seguir, pero esos, básicamente resumen algunos de los más contundentes sentimientos expresados en las redes sociales a partir del frenesí mediático que generó la presentación en sociedad de Caitlyn Jenner, la mujer transgénero que durante 65 años de su vida vivió como Bruce Jenner.

Se trata de un hombre que para una generación fue el padre un tanto conservador e histérico del clan Kardashian y para la mayoría de los norteamericanos el atleta olímpico, considerado el mejor atleta del mundo como ganador del icónico declatón, una prueba de atletismo que combina diez eventos: cuatro carreras, diez lanzamientos y tres saltos que se realizan durante dos días. Quien lo logra se convierte instantáneamente en un héroe y en el caso de Jenner, esto sucedió en el 1976 en las Olimpiadas de Montreal, elevándose así al calificativo de héroe nacional en un momento en el que Estados Unidos necesitaba uno con desesperación.

Por ello cuando el pasado lunes fue publicada la portada de la edición de junio de la revista Vanity Fair en la que el mundo vio por primera vez y conoció el nombre de Caitlyn Jenner, sin lugar a dudas, se trató de un síntoma más de una serie de transformaciones sociales e históricas en el marco de las luchas por los derechos de la comunidad LGBTT que vienen cuajándose hace mucho más tiempo del que es posible imaginar, muchas veces, con pequeños gestos, otras, con avasalladores reclamos. Lo vemos en la cantidad de países y estados de los Estados Unidos donde se ha legalizado el matrimonio igualitario, lo vemos en las luchas para erradicar el discrimen institucionalizado y sí, también en el recrudecimiento de las miradas más conservadoras y en el rechazo al tema. Pero como se ha dicho muchas veces, a la historia y sus procesos es imposible detenerlos, y aquello que hace siglos o apenas décadas nos parecía impensable hoy día se va convirtiendo poco a poco en la nueva norma. De hecho, en el anuncio de la serie documental I am Cait, que estrenará a finales de julio por la cadena E! y en la que Jenner presentará su proceso, la mujer transgénero afirma: “I am the new normal”. (Soy la nueva normalidad)



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Algo comparable a procesos similares de reivindicaciones sociales, como las luchas a favor de los derechos de la mujer, la abolición de la esclavitud y más recientemente las nuevas miradas de los gobiernos hacia la legalización de las drogas, siendo la más popular de éstas, la marihuana. En fin, que hay algo en el aire que está cambiando y el furor simplemente lo confirma. Tan sólo el lunes, tras el anuncio, la etiqueta #callmecaitlyn obtuvo un promedio fijo de 11 mil tuits por segundo. De modo que contradiciendo el titular de la revista Paper, en el que se afirmaba que Kim Kardashian -hijastra de Jenner- rompería el internet con la sugestiva foto de su trasero, fue Jennerquien lo logró rompiendo todo tipo de récords con sus nuevos seguidores quienes en su mayoría se despidieron rápido de Bruce y le dieron la bienvenida a Caitlyn.

Esto se venía advirtiendo, con la presencia mediática de una figura como Laverne Cox quien ha utilizado su foro público como actriz de la reconocida serie Orange is the New Black, para abogar por los derechos de los transgéneros y transexuales o del hijo de la cantante Cher, Chaz Bono quien ha visibilizado a los hombres transgéneros.

“Es posible que los transgéneros y transexuales sean los más vulnerables dentro de la comunidad LGBTT”, expuso Peter M. Shepard, director programático de Coaí, una organización sin fines de lucro enfocada en promover la salud y prevenir enfermedades, con énfasis en personas de la comunidad LGBTT, a la que integran a aquéllos que se identifiquen como “questioning”, “queer” e intersexuales.

Shepard explicó que si bien se desconoce cifras confiables en cuanto al número exacto de transgéneros y transexuales en Puerto Rico, desde la institución atienden un promedio de 75 personas con esta denominación al mes. Muchos confrontan problemas para obtener empleo o conservarlo porque el patrono no permite que trabaje vestido acorde con su identidad de género.