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miércoles, 12 de agosto de 2015

Haitianos desplazados de República Dominicana enfrentan absoluta pobreza



El campamento de migrantes desplazados carece de agua, electricidad y otros servicios esenciales, y se está empezando a parecer a los miserables asentamientos que surgieron tras el devastador terremoto que azotó a Haití en enero de 2010.


ANSE-A-PITRES; Haití — Miles de haitianos o de ascendencia haitiana han huido las últimas semanas de República Dominicana, aunque muchos de ellos no han ido muy lejos.

Elissene Jean Louis y su familia se establecieron en unas casuchas improvisadas, construidas con sábanas, ramas de árboles, cartón o cualquier material que encuentren a la mano cerca de la ciudad dominicana de Pedernales, del lado de la frontera haitiana.

Este campamento de migrantes desplazados, en franco crecimiento, carece de agua, electricidad y otros servicios esenciales, y se está empezando a parecer a los miserables asentamientos que surgieron tras el devastador terremoto que azotó a Haití en enero de 2010, aunque en una proporción mucho menor.

Para matar el tiempo, los niños juegan al fútbol en medio de la polvareda mientras que las familias ponen a secar su ropa en los viejos cables y maderas de una desvencijada cerca.

Varios de estos campamentos, establecidos a lo largo de la frontera, comenzaron a crecer después del 17 de junio, fecha límite impuesta por la República Dominicana para que los haitianos o los nacidos en ese país de ascendencia haitiana solicitaran la residencia legal en virtud de un nuevo programa del gobierno que, según dijo, tenía la intención de poner orden a un flujo incontrolado de inmigrantes en la nación.

Más de 288,000 personas solicitaron la residencia y hasta el momento, cerca de 25,000 han recibido sus documentos para quedarse y trabajar allí. Otras 40,000 solicitudes han sido aprobadas.

El gobierno dominicano dice que 66,000 personas se fueron a Haití desde el 17 de junio. Muchos de ellos no pudieron calificar para la residencia al no cumplir con los requisitos establecidos por el gobierno. Otros migrantes desplazados dicen que se han sentido una creciente hostilidad en la República Dominicana.

En varios lugares de la frontera, los migrantes haitianos desplazados se asoman al país al que una vez llamaron hogar entre las rendijas de unas puertas de metal manejadas por los guardias fronterizos dominicanos.

En Anse-a-Pitre, Molene Charles, de 28 años, dijo a los periodistas presentes que había trabajado como vendedora ambulante en República Dominicana durante 14 años pero que huyó de su casa, con su familia, cinco días después de ser amenazados por lugareños. Más tarde su marido, Jean Louis, dijo que volvió al país y encontró que su casa había sido incendiada y reducida a cenizas.

Ahora, la pareja y sus cuatro hijos viven con cientos de familias en este lugar, de baja altitud, y que hace parte de la árida zona ubicada al oeste de Pedernales. En la actualidad hay cerca de 700 familias en el campamento.

Quienes llegaron al lugar lo hicieron en la pobreza absoluta y ahora no pueden ejercer los trabajos que los mantuvieron a flote en República Dominicana. Reciben ayuda, alimentos, y ropa de la Iglesia católica y de organizaciones caritativas, pero poco de parte del gobierno haitiano, que ha advertido que la situación de los asentamientos está creando una crisis y ha amenazado con trasladar a algunos migrantes desplazados. Quienes viven en los campamentos dicen que no tienen otro lugar adonde ir.

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